
Artículo del Dr. Ruiz-López en Atalayar
Consideraciones en la fase intermedia de la pandemia de SARS-CoV-2 en la Unión Europea
El primer tercio del siglo XXI está planteando grandes desafíos a la humanidad, entre otros el reto de la sostenibilidad medioambiental, la atención a las marcadas diferencias entre los grupos sociales que de modo indiscriminado afectan globalmente y la eclosión de pandemias.
Los expertos en Epidemiología y Salud Pública estiman que estas últimas serán recurrentes a medio y largo plazo.
El desarrollo de la organización social y la complejidad de establecer acciones coherentes nos exige incrementar nuestras capacidades en la búsqueda de nuevas soluciones científicas, aunque también en la excelencia en otras áreas como puedan ser la homogeneización del derecho internacional y la ampliación de los límites de expresión de las diferentes culturas y grupos sociales que habitan nuestro planeta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a finales de enero de 2020 el establecimiento de una emergencia internacional o pandemia que implicó a los Agentes de la Salud e impulsó medidas de restricción colectivas en todos los Estados de la UE.
La difusión mediática del fenómeno influyó en la percepción de riesgo extremo en la población y, unido a la falta de memoria de situaciones históricas previas, condujo al sentimiento de incertidumbre ante el futuro y de fragilidad de la vida de las personas frente a la difusión de la pandemia de origen asiático.
La mayoría de los expertos en Epidemiología y Salud Pública definieron la situación de marcada gravedad si bien mostrando discrepancias en cuanto a aspectos técnicos, aunque solamente de modo excepcional hayan liderado las decisiones de los distintos Gobiernos de la UE.
Todo ello unido a la afectación en las fases iniciales de la pandemia de la capacidad médica y tecnológica por el difícil desarrollo de los procesos de trabajo, incluida la relación médico-paciente como centro de la atención sanitaria, ha influido en la manifestación de carencias como la descoordinación institucional en los distintos niveles de toma de decisiones que, junto con la deficiencia de liderazgo político y la escasez de transparencia en la objetivación de los datos, ha conducido a la confusión organizativa en las fases iniciales de la pandemia en el extenso territorio de la UE.